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Tertulia Extraña

Recordando por casualidad al soledeño Gabriel, autor de La gran Miseria Humana,..”Una Noche de misterio, estando el mundo dormido”….Bueno,..terminada de leer esa famosa poesía se me dio también esa idea de hacer una visita a uno de esos lugares.

Lo raro es que esa noche las calles después de la caída del sol estaban vacías, parecía que hubiese caído una lluvia de plomo. Casi todos los patios de las casas estaban cercados con las dentaduras de feroces perros.
Llamado por la curiosidad llegué al campo santo acompañado de los leves vientos de la nochecita y acercándome a la reja la sujeté con todos mis dedos sintiendo el frío del hierro. Empujando la abandonada reja que daba paso al ese lugar donde duermen en paz los que se fueron. Unos en aposentos de lujo y otros en la más completa indigencia. Igualito como se vive acá afuera. Entré trastabillando no por la oscuridad porque la luna estaba muy clara, sino por unos “cañazos” que me había tomado, como lo hizo el gran soledeño esa noche. Seguí por un andén de ladrillos rojos y rotos hasta el centro del Campo Santo. Y como fue mí gran sorpresa al ver sentados en el suelo y sin ningún respaldo mortificándose de esa forma su espina dorsal conversaban dos esqueletos. Ya los suspiros no apretaban mí corazón y sin susto en el cuerpo respiré con satisfacción a escuchar semejante tertulia, donde las voces dominaban los rumores de los vientos.

--------Caramba como pasa el tiempo, ya son casi 100 años de haberme ausentado de este mundo de la claridad. Antes salía y paseaba solitario, sintiéndome gozoso de la soledad y del silencio. Recordando los tiempos aquellos cuando era el administrador de este cementerio, y visitando todas las tumbas para recordar los nombres e historias de sus moradores inofensivos. También de una maravillosa oscuridad bastante brillante como si estuviera habitando una pequeña isla ciega. Ahora apreciado amigo, disfruto de su grata compañía. Pero dígame una cosita,…¿Nos hemos visto antes?

Contestó el acompañante que ostentaba un solo diente en su boca:

--------Amigo,..Yo también tengo esa misma impresión…Pero que vaa!... Usted por lo que veo debe tener mucho más tiempo de estar aquí. De todas maneras gracias, muchas gracias señor administrador,… Bueno,..yo le diré que, salí acá fuera porque ya no soporto lo que me esta pasando allá en esa bella profundidad. En medio de mí pasividad surgió como un pulpo gigante que se abre paso con miles de brazos y bracitos malogrando la madera de mí apacible morada y mortificando todos mis huesos.

Así, han pasado una, otra y otra y otra y muchas noches. Mí ataúd con miles de orificios semejan un firmamento de estrellas muertas. Comprendes ahora mí angustia. Antes por el contrario gozaba de una apacible tranquilidad oyendo la música de riachuelos de plata que pasaban rumorosos y mansos por oscuros pasadizos hacia donde yo no sé.

---------Oh! Que horrible pesadilla debe ser eso. Tengo la certeza que se trata de la gigante Ceiba milenaria que sembraron cuando se inauguró este Campo Santo. Oí decir hace mucho tiempo que la semilla de este árbol llegó a América procedente del África en el vientre de una bella princesa negra.

---------Debe ser así,..ya que debajo de esos árboles a lo largo de la riberas del río Magdalena, sus pobladores se reúnen debajo de su agradable sombra para escuchar y bailar la música de tambores. Otros para jugar dominó o cartas.

---------¿Cómo dijo? –Interrogó el administrador.

---------Que,….No hay mejor placer que bailar una cumbia debajo de una frondosa Ceiba.

---------Amigo mío, ahora cuénteme,..¿Y como fue que Ud. Vino a parar aquí? –Preguntó el antiguo administrador-

El esqueleto chanceo respondiéndole así:

---------Recibí hace más o menos 40 años la coz de un poderoso alazán en la espalda que me partió en dos.

La tertulia se prolongó horas y horas acompañadas por el viento que musicalizaba en las ramas de los árboles las canciones del mundo de la luz.

---------Amigo administrador, recuerdo que yo contemplaba este Campo Santo como el espectador contempla el escenario decorado para la función. Aquí jugábamos sin temor al escondite cuando éramos jóvenes. – Decía el segundo esqueleto -

Se acercó dando traspiés intentando recobrar el equilibrio vertical otro esqueleto completamente blanco, cargado de espalda, pómulos y barbilla saliente y frente abombada, interrogando a los dos.

---------Distinguidos señores esqueletos, el rumor de sus voces me guió hasta aquí. Demasiadas cosas saben Ustedes de este lugar las cuales yo no quiero ignorar. Le he oído decir que Ud. fue el administrador por muchos años de este lugar. ¿Entonces debe saber que personajes interesantes deben morar allá abajo junto con todos nosotros?

---------Yo recuerdo como si fuera hoy el día que sus familiares lo trajeron aquí. Comentaban que una terrible difteria acabo con su vida. Se también que, Ud. fue abogado. Digo así porque ahorita mismo todos somos iguales allá abajo.

El abogado descruzando los brazos, le respondió al administrador con una potable definición:

---------Entiendo..entiendo,..Todos somos iguales allá abajo,..Asi es señor administrador, Carecemos de títulos y de algo muy primordial,….de alma. Que es la parte inmaterial de los que moran acá fuera. Que es inmortal,..que es la parte relativa a los sentimientos, de los valores morales y todo lo que constituye la personalidad de los seres terrenales. Por eso es la igualdad a que Ud. se refiere. Mí titulo de abogado quedó acá afuera. Afortunadamente allá abajo no necesitamos de leyes ni para reclamar nuestra alma.

Como alzando la mirada el segundo esqueleto exclamo con mucho pesar al oír la palabra “alma”:

---------y a propósito señores,…¿Por dónde andarán nuestras almas en estos momentos?

El único que puede saber por donde andan nuestras almas es el fraile que se encuentra aquí enterrado. - afirmó el administrador.

Bueno administrador, - dijo el abogado mostrando los centenares de tumbas que blanquecían con la luz de la luna - hagamos un recorrido y despertemos al fraile.

Los tres esqueletos iniciaron el recorrido con un andar garboso y leve que eran como pasos de baile. Permanecían callados, mirando y leyendo con sus cuencas vacías uno a uno todas las lápidas que brillaban a la claridad de la luna.
El silencio fue cortado por el grito del segundo esqueleto, cuando dijo:

--------¡Corran, corran encontré al fraile!

---------Este es uno de dos frailes que llegaron a este pueblo. – Dijo el administrador, con sus mandíbulas que se mecían de una divertida expresión de burla - Recuerdo que estando yo muy niño llegaron, y a éste lo sorprendió la muerte cuando reposaba una borrachera con ron “ñeque”. Un ron, que es el resultado de la mezcla de “guineo maduro”, níspero y curado con carne salada y destilado en un tubo largo de cobre en espiral, llamado por sus fabricantes como el “paso de la culebra”. El segundo fraile, recuerdo que tuvo la mala suerte de perder un ojo cuando recogía limones.

---------Carajooo, entonces debe ser muy exquisito ese ron,…bueno señores,..y ahora quien se atreve llamar a tan semejante esqueleto. Dijo el abogado.

Llamémosle los tres al mismo tiempo, -Parcializó el segundo esqueleto.

--------¡No,..por favor! Yo lo llamaré. – Dijo el administrador - ¡Señor Fraile,.. hermano,…eminenciaaa!..somos sus vecino salga por favor necesitamos saber por donde andan nuestras almas.

Desde las profundidades se oyó una voz que sonó como llanto y con acento extranjero acompañado de una poderosa tos europea.

---------Un momento por favore.

Por una grieta de la tierra se asomó una mano con sus dedos gruesos recogidos en un largo rosario, seguida con bastante dificultad por un pesado cuerpo. Ya erguido y trepado en unas gruesas sandalias, apareció el fraile embutido todavía en un viejo y limpio habito marrón, pero ese marrón que representaba falta de calor y fuertemente apretada su cintura con un largo cordón. De su pesada vestimenta todavía traspasaba un suave perfume de incienso. Reflejaba acciones filantrópicas, inteligencia y señorío, voluntad firma y una dulzura infinita pues conservaba su cuerpo y su espesa barba intacta. Sacudiéndose con brusquedad y tosiendo semejando algo que no fuese una tos humana, dijo:

--------¡Caramba!...recuerdo los años que viví acá fuera. Fueron muchos años piadosos conmigo. Tardaron en matarme por haber vivido con menos prisas.

---------Perdone hermano que le estemos profanando su eterno sueño, pero necesitamos de usted para que con sabia sabiduría nos saque de dudas y desesperación.

---------Señores dispongo de poco tiempo, les ruego me prestéis atención, pues dispongo de poco tiempo para consumirlo en cosas que no tocan el amor de Dios.

---------Dénos hermano su bendición, -Dijo el administrador.

---------En esta noche clara recién nacida reciban esta bendición en el nombre del padre y del hijo,..Que todos ustedes disfruten de la felicidad eterna. Te pedimos señor, por todos nosotros los difuntos en esta noche. En especial por aquellos de los cuales nadie se acuerda para que disfruten de la paz. El alma de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Muchos creen que con la muerte todo ha terminado. Pero todo eso es una absoluta mentira.

---------Estimado hermano, déjeme decirle con todo respeto que,..el más sorprendente de todos los misterios es la muerte, que no nos saca de todas las tragedias. – Dijo el abogado con ganas de polemizar –

---------Pero, acá fuera apreciado abogado,…acá fuera. –Le respondió el fraile. Luego los invitó a todos los esqueletos a orar -

---------Oremos para que el señor nos conceda la bienaventuranza eterna. Para que todos nosotros disfrutemos de la gloria de la resurrección, de la felicidad eterna juntamente con jesús resucitado.

Contestaron todos en coro: Amén.

---------¡Oh hermano!,..que palabras tan afortunadas. En nombre de ellos y del mío propio te damos gracia – Dijo el abogado.

Con pasos firmes el fraile se retiró y entró a su tumba.

El segundo esqueleto sugirió seguir visitando las tumbas, idea que fue aprobada en coro:

--------- ¡Sigamos!

Los tres esqueletos caminaban en fila guiados por la luna que iluminaba la oscuridad del estrecho camino tomado por la maleza. La voz del administrador rompió el silencio.

--------A esta señora que se encuentra aquí la recuerdo como si fuera hoy. Velluda y pecosa, de bruscos modales. Con sus cantos amenizaba en la plaza de este pueblo los 24 y 31 de Diciembre. La sepultaron con música de tambor, y sus amigos borrachos bailaban sobre su tumba y apisonaban con sus pies la tierra al son de los tambores.

Sin proferir palabras el administrador nos indicó con un ademán que lo siguiéramos. Luego con su índice nos mostró la tumba arquitectónicamente mejor presentada del Campo Santo.

---------Aquí yace la hija de un cachaco que vivió poco tiempo en el pueblo. Ese hombre vigilaba a su hija con riguroso celos. Señores,..No había una mujer en esta región capaz de rivalizar con ella en materia de belleza. Se entregó antes de la edad a muchos y le gustaba seguir a los viejos ricos. El cura desde el pulpito, echaba contra ella, pero la miraba con otros ojos. Lo peor de todo es que la sigo recordando. Basta serrar con los huesos de mis dedos las cuencas donde habitaban mis ojos para retratarla dentro de mí cráneo.

--------- ¡Llamémosla! – dijo el abogado con una curiosidad rebosaste..

Señorita Zoyla,..Señorita, señorita.. Llamó el administrador golpeando con sus nudillos el grueso muro de concreto.

Una voz de mujer salió de lo más profundo, preguntando:

-------- ¿Quién perturba mí sueño eterno?

---------¡Nosotros,…sus vecinos!

La figura tardó algunos momentos en precisar sus líneas que se desprendían de su propio resplandor que la transformaban en una sorprendente forma de mujer. Ya la figura de elevada estatura conformada, empezó a movilizarse. Aún conservaba su cabellera que, con arte ondulaban en torno al largo cuello, y en la parte superior un bucle hueco sobre el que triunfaba una peineta de concha y pedrería. La joven caminaba hacia los demás esqueletos, con procedimientos fantasmales de levedad y fosforescencia, blanco, brillante y pingüe de líneas helénicas. Era como un monumento de rara belleza. La apariencia de una sonrisa en sus imaginables labios quedó con vida propia.

---------¡Oooh!..Ahí está. – Exclamaron los esqueletos al mismo tiempo.

--------Haber señorita Zoyla Cuéntenos pormenores de su vida terrenal ó mejor dicho, de su corta vida allá fuera. - Curioseó el abogado, atacado por una avalancha de estímulos que hacían blanco de sus aparentes cinco sentidos -

---------Haber señorita Zoyla cuéntenos pormenores de su vida terrenal o mejor dicho, de su vida acá afuera.

Pareciera que la muchacha gozara del asombro de los demás esqueletos. Ya frente a ellos dijo mirando el cielo:

---------Que noche serena y llena de estrellas. Los años que tuve la oportunidad de vivir acá afuera, fueron muy cortos. Pero a pesar de eso, conocí todas las palabras maravillosas del amor. Lamentablemente los caminos de la vida son muy largos para ser seguidos en tan escasos años que nos regala la vida terrenal. Cuando yo viví acá recuerdo señores, que despertaba pasiones por donde pasaba. Era muy aficionada a los ricos vestidos, a las joyas, a las diversiones. Me asustaban todas las enfermedades y por supuesto todo lo referente a la miseria. Ahora no me importa nada de eso, me dedico por completo a Dios. He comprendido durante todo este tiempo que la fe vale más que el conocimiento.

De las cuencas del abogado salía como una expresión de vivísimo interés. Interés que se acrecentaba cuanto más miraba a la muchacha. Luego acercando su boca al orificio auditivo del administrador le sopló un secreto:

---------Amigo administrador, yo veo en la carabela de esa mujer como un gozo primaveral, como jamás recuerde haya visto en expresión de un muerto. Ahora que la he visto, me siento como naufrago en el deseo, y con mucha más gana de seguir muerto en este Campo Santo.

---------Caramba, yo por el contrario lo que he sentido es una rebosante y extraña pasión humana. Me siento rebosante de salud, con sobrada energía al tener a esta mujer ante mis cuencas.– Dijo el segundo esqueleto.

Al escuchar aquellas palabras, toda la carabela del abogado palideció. La desesperación intentaba expresarlo en gritos, pero no encontraba apoyo en el orificio de su garganta. Poniéndose su mano del lado donde anteriormente tenía el corazón logro decir:

---------¡Pronto señor administrador sentemos a este pobre esqueleto en esta piedra!...¡Lo veo muy mal. Mire como dice estar lleno de salud, de energía, alegría y otros malestares más!... ¿Dígame señor administrador aquí no hay un médico por casualidad?

---------Sí,..Por allá. – Dijo casi gritando el administrador secándose el sudor de su hueso frontal y con unos nervios desbordados que atacaban sus huesos.

--------¡Espere aquí quietito, no se vaya a parar! - Le dijo el abogado palmeteándole la rótula. Luego el administrador con un ademán en su cabeza invitó al abogado y a la muchacha que lo siguieran. Los tres esqueletos avanzaron procesionalmente por un camino estrecho casi tapado por la maleza. Las cuencas del administrador iban inventariando las tumbas del campo Santo.

---------Esta es la bella morada del único médico de este Campo Santo. – Dijo señalando con su índice la enorme bóveda de 10 puestos. – Aquí yace toda su familia, es tan grande la azotea de esta bóveda que los muchachos ociosos del pueblo juegan dominó, dama china, cartas y toman el ron más fuerte jamás hecho en otra parte según dicen las viejas y sabias enciclopedias. Este doctor en su juventud fue muy afortunado con las mujeres. Se comentaba que, perjudicó las mejores piezas del pueblo y de sus alrededores. Eso no lo digo yo, pues tuve la oportunidad de verlo únicamente dos veces, una con vida y otra ahora ya muerto.

Ton,ton,ton,..Golpeaba el abogado con una piedra en la puerta de la bóveda. Una voz gangosa salió del interior:

--------A la orden,..Quien llama.

--------Doctor,..somos otros esqueletos,..salga pronto por favor es urgente tenemos un esqueleto muy grave. Él dice sentirse con buena salud,..Alegría y otros síntomas que lo ponen al borde de la vida.

De la bóveda salió un esqueleto bastante delgado patiabierto, revolcado y estupefacto, con todos sus huesos de un intenso color crema. Los años le pegaban desde todos los flancos.

Los cuatros esqueletos regresaron corriendo para auxiliar al enfermo.

……Señor acuéstese bien estiradito sobre esta tierra limpia –Ordenó el médico – ¡Carámba!,..Éste “bicho” se ve muy mal,..Lo veo muy rozagante el pulso demasiado normal. Acomódemelos nuevamente en su fosa para que se reponga nuevamente.

--------¡Pero doctor!! -Gritaba el esqueleto todo asustado- Yo estoy muy bien,…Míreme como estoy paliducho y todos mis huesos quebradizos sin nada de calcio,..¡Esperen! ¡esperen por favor! ¡Noooooooo!

Mientras el esqueleto recuperara su malestar, el grupo decidió segur recorriendo el Campo Santo. El Administrador se detuvo ante una bóveda bastante demacrada y dirigiéndose a los esqueletos les dijo:

---------Señores pongan mucha atención de este caso en particular…Aquí yacen las cenizas de un hombre y los restos de su esposa. Durante años, la pareja vivieron juntos en la mejor casa de este pueblo, ya que los padres de la mujer le dejaron una herencia considerable. La pareja vivieron juntos, ella se ocupaba obsesivamente de los cuidados de la casa: barriendo a diario, planchaba, cocinaba, fregaba los platos, cuidaba con bastante responsabilidad los bienes que heredó de sus padres. El marido hacía todo lo contrario, jamás movía un dedo para ayudar a su mujer. No cumplía las obligaciones conyugales. Se levantaba tarde todos los días y con repugnancia por tener que hacerlo. El resto lo pasaba cómodamente sentado y meciéndose en una perezosa y fumado cigarrillos Piel Roja. A veces, por momentos, detenía su indiferente mirada en su mujer que, sudaba con un pañuelo atado a la cabeza, las várices de sus pies a punto de estallar, barriendo, trapeando silenciosamente por toda la casa sin fatigarse. La mujer con el temor que le tenía a su marido nunca le reclamaba, pero en su mente se revolvían ideas como ponerlo a trabajar algún día, inclusive para toda su vida.

Por una intuición extraña la mujer en sus ratos libres se sentaba frente a un reloj de arena a ver deslizarse con una precisión la hora exacta. No se explicaba por que en este sitio la paresa crónica del marido, su apoltronamiento no parecía inmutarla.
Pasaba el tiempo y las cosas no cambiaban. Una noche la muchacha se levanto sudada con una pesadilla metida en su cuerpo y corrió para su sitio predilecto: ver la arena deslizarse en el cinturiado frasco. Una brillante idea se le vino a la mente en ese preciso momento y sintió que la desesperación que la atormentaba desapareció totalmente. Desde entonces mientras hacía los oficios de rutina cantaba con mucha alegría.
Un día por mandato del destino en compinche con el sedentarismo su marido amaneció muerto, víctima de un fulminante infarto. El flojo holgazán murió sin darse cuenta de lo que le pasaba. En cierto modo, fue para el una muerte gloriosa, porque no tuvo que hacer ningún esfuerzo para alcanzarla.
Lo que ocurrió después alborotó y trascendió por lo novedoso en la vida del pueblo, ya que se ignoraba el raro procedimiento con un muerto. La mujer en silencio se ocupó de las exequias de su marido. Movilizó el cuerpo a la ciudad más cercana y allí solicito que se cremara al holgazán. Al regresar con las cenizas en una pequeña urna sustituyó la arena del reloj por las cenizas del hombre y lo colocó en el mismo sitio aquel novedoso artificio de medir el tiempo.
La muchacha prosiguió su vida tal como la había vivido hasta entonces, solamente con la diferencia que, cuando pasaba frente al reloj se detenía un instante, lo veía por un largo rato hasta ver vaciarse la cenizas en una de las ampollas del vidrio y con voz amarga e inclemente ordenaba, dándole vuelta al frasco: ¡Trabaja! ¡Trabaja carajo,.. flojo 'e mierda!!

(SIGUE)…

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